lunes, julio 18, 2005

Día Gris

Un pekeño relato sobre vampiros, a ver k me decis ^^
Era un día gris... como hoy, llovía a ratos y diluviaba a otros; las gotas resbalando por el cristal hacían juego con mis lagrimas, con mi propia tristeza. Un rayo, brillante y solitario, alumbró mi habitación. Un rayo tan solitario en un cielo lleno de nubes como yo en una casa llena de gente. Mi madre, mis tíos, mis abuelos... allí estaban, sonriendo ellas, riendo ellos. Yo, apartada del resto de la familia, ahogándome de pena entre cuatro paredes. Tenía que salir de allí... Me vestí rápidamente y crucé la sala, donde estaban todos ellos.
- ¿A dónde vas ahora? -preguntó mi abuelo, escudriñándome con esos ojos verdes tan suyos, que a mí tanto me gustaban-.
- A despejarme un poco...
- ¿Con este tiempo? Te va a ser difícil -sonrió mi tío-.
- Bah, da igual, me largo.
- Hija... -comenzó a decir mi madre-.
- Adiós -contesté sin mirarla siquiera, cerrando la puerta tras de mí. Hasta hace poco me arrepentía de no haberme despedido correctamente... Pero ahora, al igual que en ese momento, me da igual.

Llovía mucho y otro rayo cayó. Sin importarme nada demasiado, eché a andar bajo la lluvia, empapándome, esperando llegar pronto al parque del que estaba enamorada. Por las calles no había nadie. Aunque lo prefería así, había aprendido de sobra a querer y a buscar la soledad. Calada hasta la propia alma conseguí esbozar una sonrisa al reconocer los escasos metros que quedaban para llegar a mi sancta sanctorum.
Sería doblar una esquina, pasar un pequeño callejón y allí estaría. Pero algo iba mal... No sé por qué, pero algo me estaba diciendo que no debería ir allí. Un sexto sentido quizá... Al que, por supuesto, no hice el menor caso.

Apoyado contra una de las paredes del callejón que daba a mi parque había un joven. Un chico alto y moreno, con la cara marcada por una tristeza equiparable a la mía. Una tristeza que creaba unos surcos invisibles que sentí que nos unían. Nos miramos y sus ojos traspasaron mi mente. Pero aquel maldito pinchazo, aquella sensación de que algo horrible iba a ocurrir se acrecentaba cuanto más me acercaba a él. Seguí andando. Cuando ya casi me sentía fuera de peligro, cuando iba a salir del callejón, saltaron sobre mí.

Sentí una mordedura infernal en mi cuello, que a la vez me hizo sentir el placer más grande que jamás había experimentado. Girando en el suelo como pude, me puse de cara a mi atacante y vi como, empapada su boca con mi sangre, me estaba sonriendo. Era el chico. Sabía que me estaba muriendo y volví a mirarle... Sonriendo aún y con sus tristes ojos escrutando los míos, saco una pequeña daga plateada de uno de sus bolsillos y se hizo un corte en la muñeca, que posó sobre mi boca. Su sangre corrió dentro de mis labios y yo bebí. Bebí y bebí, ansiando saciar la sed que la muerte parecía tener de mí. Mientras bebía comencé a notar las gotas cayendo sobre mi cara y mi cuerpo, que ya de por sí estaban empapados. Noté como un pequeño ratón roía un juguete abandonado por unos niños crueles. Sentí, creo que por primera vez en mi vida, como los elementos se confabulaban, se unían y trabajaban para hacer que cada momento fuera irrepetible. Cerré los ojos por un instante y mientras bebía la sangre de áquel chico triste aprecié por primera vez lo que iba a perder si moria. No sé cuanto tiempo estubimos así... Yo tirada en el suelo, mezclando mi sangre con el suelo mojado y él manteniendome con vida, gracias a su propia sangre.
Sonriendo aún, me explico lo que acababa de suceder. Me contó todas las historias que creyó conveniente contarme acerca de él, de su gente, de mi gente. Me dijo que debería aprender a sobrevivir. Me miró dulcemente por primera y última vez, y se marchó, dejandome sucia y confusa, percibiendo todo a mi alrededor.
Han pasado...Bueno, en realidad no sé cuanto tiempo ha pasado. Cuantas victimas me he cobrado. Cuantas noches vagando he recorrido. Cuantos lugares han recibido mi presencia. No lo sé...y tampoco me importa demasiado. Ahora, en un día frío, gris y tormentoso estoy esperando. Apoyada en la pared de un callejón que lleva a un parque frondoso y verde, pero triste y solitario. Esperando...

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

No está mal contado, pero tienes que buscar menos el tipiquismo. Incluso hay expresiones que me suenan de historias de vampiros de toda la vida. Insufla aire nuevo en un relato viejo, no cuentes lo mismo de siempre de la manera de siempre.

El Mago:*

1:17 a. m.  
Blogger Artemisa said...

:-p En otras palabras: para huir de un tópico, tienes que partir de él.


(Bonito blog, por cierto ^.^ tuviste mucho gusto eligiendo formato xD)

11:35 p. m.  

Publicar un comentario

<< Home

Creative Commons License
This work is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivs 2.5 License.